Tuerto, rey de ciegos.

Un hombre sin rostro va por las calles con el sentido común que lo traicionará un estado de coma que dibuja detalles una sonrisa mostrando, un spleen tan fugaz. Un misterio sin intrigas que se afana una respuesta con esquinas por doblar la música de historias comunes el relato sin fondo, ni nudo por desatar. Hay vacíos tan intensos como vacíos hay costumbres impregnadas de ilusión Hay un hombre, sin rostro, por las calles que va cuestionando si la brisa, si el sol...

Mis versos sin manos mis palabras sin sentido mis poemas raros... mis pocos amigos. Mis recuerdos sin nombre mi ayer mi sentido de hoy los momentos de noche los que hasta ahora soy. Mis lecturas conspicuas mis excesos de ser mis pasiones con prisas mis locuras de ayer. Mis amores de mentira mi extraña realidad mis canciones de Sabina mi futuro ideal. Mis excesos de tu nombre mis nombres sin amistad mis metas de amores mis ilusa locuacidad. Continuará...

Después de tanto tiempo sin conocerte después de diez años de olvido después de este tiempo sin tenerte vuelves a ser el mismo sueño temido. Después de lo correcto e incorrecto de todo el bien y todo el mal, después del ser relativo perfecto vuelves a ser presente real. Después de este tiempo de inicios después de ver la luz después de un cajón con sustentos vuelves a un beso de plenitud. Después de espirales y desarraigo después de confesiones y voluntad después de todo lo que el daño ha hecho volvemos al uso del verbo amar.

El tiempo es relativo a tus instintos tiempo preciso para dar una respuesta y al silencio de una decisión. El tiempo es relativo al sonido del quehacer casi cotidiano, sutil, discorde, austero, de cada exhalación de paz. Es relativo a tus besos a tus prisiones tu lado oscuro y tu revuelo de incorrección. El tiempo es relativo a cada palabra a cada persona a cada instinto que marque tu soñar. El tiempo es relativo a ti, sospecho de cada día sospecho de cada beso sospecho del tiempo y de lo absoluto... de sentir tu piel.