Cada ciudad puede ser otra cuando el amor la transfigura cada ciudad puede ser tantas como amorosos la recorren. El amor pasa por los parques casi sin verlos amándolos entre la fiesta de los pájaros y la homilía de los pinos. Cada ciudad puede ser otra cuando el amor pinta los muros y de los rostros que atardecen unos es el rostro del amor. Y el amor viene y va y regresa y la ciudad es el testigo de sus abrazos y crepúsculos de sus bonanzas y aguaceros. Y si el amor se va y no vuelve la ciudad carga con su otoño ya que le quedan sólo el duelo y las estatuas del amor
Preludio de infinitos versos... epílogo de intensos vacíos.
por: Jerry Lynch Solis.